Aseguran que la ansiedad en la pandemia afectó hábitos y desorganizó las comidas

Aseguran que la ansiedad en la pandemia afectó hábitos y desorganizó las comidas

En el marco del Día de las Acciones para la Lucha Contra los Trastornos Alimentarios, Puntal consultó a la especialista en nutrición Agustina Isasi sobre el impacto que ha tenido la pandemia en los hábitos alimentarios. Considerando que las medidas como el confinamiento, para hacer frente al coronavirus, han modificado las rutinas y se han generado numerosos trastornos

Ya desde el Conicet, investigadoras como María Marta Andreatta, Daniela Defagó y María Emilce Sudriá, analizaron los hábitos alimentarios a mediados del confinamiento del año pasado, y aseguraron que la rutina modificada durante el encierro cambió el modo en el que comemos. Amediados del año pasado indicaron que hubo un incremento de la preparación de comidas caseras en aproximadamente el 50% para las poblaciones vegetarianas y aquellos que también comen carne.

Por otra parte, el 55% de las personas encuestadas que comen carnes refiere consumir alimentos por estrés y ansiedad, mientras que el 62% de los vegetarianos consultados indicó un incremento en su consumo por las mismas razones. “Ambas poblaciones han tenido un aumento en la cantidad de alimentos desaconsejados como harinas, golosinas, gaseosas y alcohol, al tiempo que se ha reducido el consumo de frutas y verduras”, explicaron las especialistas.

Si bien en Argentina los porcentajes de consumo de frutas y verduras es bajo en general, a partir de estos estudios se observó que en la pandemia el consumo incluso bajó.

Agustina Isasi aclaró que cuando se habla de estos trastornos “no hace falta tener bulimia o anorexia para tener una alteración de la conducta, algo que se evidenció en esta pandemia, va más allá de la comida en sí misma”, dijo y explicó:“El mensaje es para el trastorno que lo tiene diagnosticado, pero todos están de algún modo luchando con la comida sin tener un diagnóstico”.

En este sentido, comentó que en un contexto de encierro estos trastornos se terminan agravando, “se potencian, y quien tuvo alguna patología latente, con el encierro se desencadenó más”, explicó la nutricionista.

- ¿Por qué se han dado estos cambios?

- Los cambios en la conducta alimentaria se dan por muchos factores:psicológico, sociocultural, biológico, todo es un conjunto que también contempla factores de riesgo en aquellos con baja autoestima, perfeccionistas, o personas con rasgos obsesivos, o si hay antecedentes de obesidad en el grupo familiar, se come en exceso por aburrimiento, para entretenerse. Es algo que trabajamos mucho en el consultorio, la comida vinculada a las emociones.

“Cocinarse en este tiempo se ha dado de dos maneras, una positiva para poder reconectar, gestionar emociones;pero también llevó a comer comidas más calóricas. El tiempo dio la manera de organizarse, pero si no hay una toma de conciencia en los hábitos, la pandemia despertierta la desorganización y el comer sin registro”, indicó Isasi.

- ¿También han recibido a personas que sin tener antecedentes se han preocupado por los cambios durante la pandemia?

- Muchas, este año ha sido muy productivo en esa línea, porque abordo los trabajos en los cambios de hábito y aprender a comer, y muchas personas que nunca habían ido a la nutricionista o indagado sobre sus hábitos, se acercaron a verla.

Lo casero

- Durante el confinamiento se ha dado el hecho de preparar los alimentos en el hogar, ¿también se han generado consultas en esta línea?

- Sí, porque el comportamiento con la alimentación se da de manera independiente del cuerpo en el que uno vive y su peso; generalmente comemos no sólo para nutrirnos. Sabemos que debemos comer frutas y verduras, hay mucha información sobre ese tema, pero no sabemos cómo gestionar nuestras emociones. Cocinarse en este tiempo se ha dado de dos maneras, uno positiva para poder reconectar, gestionar emociones;pero también llevó a comer comidas más calóricas. El tiempo dio la manera de organizarse, pero si no hay una toma de conciencia en los hábitos, la pandemia despertó la desorganización y el comer sin registro. No es casual que el cerebro elija comer comida más calórica, es algo que se explica con nuestro sistema de recompenzas, buscamos satisfacción inmediata, placer, y la comida no es ajena a esto.

- En el confinamiento también se modificaron los tiempos en los que uno para a comer, que quizás antes no se cumplían por estar fuera de la casa trabajando, pero ahora se han desdibujado los horarios en los que uno se sienta a comer.

- Se ha ido de un extremo a otro, antes se comía mal porque no teníamos tiempo, pero ahora, que sobra el tiempo, terminamos comiendo mal igual. En este caso, es porque no escuchamos al cuerpo. Tenemos que echarle combustible, pero lo importante es estar presentes a la hora de comer, porque si no se lo hace de un podo distraído, en la computadora o con la virtualidad, que nos hacen trabajar todo el tiempo sin límites, no se corta y se come distraído. Hay que entender que la prioridad es alimentarse, tener un orden.

- ¿Entre las recomendaciones en este contexto estaría definir un corte en la actividad y sentarse a comer lejos del trabajo o el estudio?

- Hay que estar ordenado, escuchar el hambre normal, que es cada 4 o 5 horas. De allí las 4 comidas que se plantean en el día, es lo que se da en el promedio de esas 5 horas. Alguna vez se puede saltear por alguna cuestión, pero luego se vuelve al hábito de realizar las 4 comidas.

Se ha ido de un extremo a otro, antes se comía mal porque no teníamos tiempo, pero ahora, que sobra el tiempo, terminamos comiendo mal igual.

Por otra parte, Isasi comentó que es necesario comer concentrados en el alimento, “hay que hacer una pausa, es fundamental, hay que estar presente y dejar de lado el multitasking que termina haciendo todo a medias, hay que comer y no estar con el lavarropas o hablando con el celular”, explicó la especialista.

- ¿Se debe balancear el tipo de alimentos?

- Hay que evitar los productos ultraprocesados, los carbograsas, los alimentos que son mezcla de harinas refinadas, sal, azúcar agregada, que actúan a nivel de la dopamina, hormona de la recompensa, que se comporta como un adictivo. Mientras más comida chatarra se consume, ese exceso de alimentos es una conducta adictiva, que actúa al nivel de la recompensa de los niveles de dopamina, que en las personas con obesidad están alterados y se comporta como la droga. Todo es hábito, si uno con frecuencia come algo, se originan cambios neurobiológicos en el sistema límbico, y como consecuencia se tendrá la sensación de adicción, aunque en realidad es el vínculo que se tiene y la calidad de los alimentos que se consumen.