El impacto político de una muerte más en el fútbol: todos contra Berni

El impacto político de una muerte más en el fútbol: todos contra Berni

La muerte del hincha César “Lolo” Regueiro en medio del descontrol y el caos en la cancha de Gimnasia y Esgrima de La Plata agudizaron las internas políticas que se agitan en el seno del Frente de Todos. El ministro de Seguridad, Sergio Berni, quedó en el centro de las críticas de distintos sectores del oficialismo, que no dudaron en hablar de “represión” de la Policía Bonaerense.

Más allá de las chicanas políticas, lo cierto es que Berni es el responsable último de una fuerza que puso en marcha un operativo que se diagramó mal, se ejecutó peor y tuvo un final horrendo: la ONG Salvemos al Fútbol lleva contabilizados 346 muertos desde 1922. Es un saldo luctuoso e intolerable que se sigue engrosando, aunque las tribunas ya no tengan público visitante.

César Lolo Regueiro, el hincha de Gimnasia que murió anoche

César Lolo Regueiro, el hincha de Gimnasia que murió anoche

La primera reacción del ministro apuntó a las autoridades de Gimnasia y Esgrima de La Plata por una sobreventa que habría sido la causa eficiente del descontrol que se vivió anoche en el bosque, en las inmediaciones del estadio. Dejó entrever que los cerca de 350 uniformados que habían sido destinados al operativo se vieron desbordados por miles de hinchas que empujaban por entrar a ver el partido contra Boca.

El presidente del club, Gabriel Pellegrino, le salió al cruce y le respondió con números: dijo que se vendieron 3.254 entradas, que los socios activos que podían entrar eran 26 mil, por lo que no había riesgo de superar las 30 mil plazas que tiene habilitado el estadio Juan Carmelo Zerillo”.

Las discusiones sobre si es Berni, el club o la Aprevide, que conduce Eduardo Aparicio, el responsable de la muerte de “Lolo” Regueiro se producen en un contexto donde lo político termina enchastrando todo.

Todos contra Berni

El ministro resultó desde anoche un blanco móvil para dirigentes que responden a Cristina Kirchner y a Alberto Fernández, que acumulan desde hace meses cuentas pendientes con el responsable de la seguridad y de la conducción de la fuerza de seguridad más numerosa y compleja de la Argentina.

Acostumbrado a la soledad política, el ministro de Seguridad no sólo enfrentó las embestidas de la oposición -que llegaron a pedir su renuncia-, sino que también recibió “fuego amigo” de dirigentes de primera línea del oficialismo.

Berni, que confirmó el año pasado su “divorcio político” con el kirchnerismo, sólo tiene dentro del gabinete de Axel Killof el respaldo condicionado del gobernador. Sus colegas de la administración bonaerense y, sobre todo, los intendentes del conurbano bonaerense lo recelan y le disputan un activo clave: el control de la calle, allí donde el único brazo del Estado que llega es el de la Policía.

Eso explica que desde que empezaron los incidentes y el humo de los gases lacrimógenos empezaron a invadir el campo de juego donde iban a disputar la punta del campeonato Gimnasia y Boca, las acusaciones de “represión” desde las entrañas del kirchnerismo empezaron aparecer con fuerza.

Una de las voces que sonó con mayor potencia fue la de la senadora nacional Juliana Di Tullio: “¿Qué les pasa? Repudio total por la salvaje represión de la policía. ¿Cuál? Todas. Pero la que más me duele, angustia y lascera, es la represión de la policía bonaerense xq es la que tiene que cuidar a las familias bonaerenses; no lastimarlas con las armas que el Estado les da”.

Alineada con la vicepresidenta Cristina Kirchner, la legisladora planteó en su cuenta de Twitter una idea inquietante: “No creo en las casualidades. Nunca”. Después de eso, no volvió a escribir en la red social.

El tuit de la senador Di Tullio publicado anoche

El tuit de la senador Di Tullio publicado anoche

También desde el cristinismo, otra voz relevante por su alineamiento con la vicepresidenta y su pertenencia tanto al cristinismo como al grupo más cercano al gobierno de Kicillof fue la Florencia Saintout, que es de La Plata: “Repudio total y solidaridad absoluta con todxs los platenses que sufrieron la violencia. Es inaceptable. Esto no puede suceder. Que se investigue lo que pasó”, difundió por su cuenta personal.

Por su parte, la diputada Victoria Tolosa Paz, que también milita en La Plata, pero está encolumnada con el presidente Alberto Fernández, se expresó en términos similares: “Repudio la brutal represión que llevó adelante la policía bonaerense contra hinchas, jugadores, periodistas y chicos/as en nuestra ciudad de La Plata. Las fuerzas de seguridad están para garantizar el orden y la seguridad de la gente, NO para lastimar y matar a nuestro pueblo !!!”. Al presidente, Berni lo destrató a niveles infrecuentes en la política argentina.

Berni, un pararrayos

A Kicillof la figura de Berni le es funcional en dos sentidos. Primero porque se garantiza el control de uno de los “animales” indómitos que tiene la provincia de Buenos Aires, la Policía Bonaerense. El ejercicio del mando al estilo castrense que ejerce el ministro es reconocido por una fuerza que suele tener zonas oscuras y de convivencia con el delito.

Kicillof y Sergio Berni, una convivencia difícil

Kicillof y Sergio Berni, una convivencia difícil

Pero el segundo, y quizá más importante, Berni actúa como una suerte de pararrayos de las críticas para un área tan sensible en cualquier administración bonaerense como es la inseguridad. Los crímenes y hechos delictivos en general suelen dañar la imagen de los gobernadores. Una figura del alto perfil como él le permite absorber o amortiguar el impacto negativo que genera la inseguridad.

En más de una oportunidad, Berni había sugerido que podía dar un paso al costado y que esa decisión iba a tomarla cuando se definiera el futuro de la gestión. “Estoy acompañando al gobernador Kicillof pero, obviamente, cuando entremos en etapa de debate político, tomaré otro camino, sin ninguna duda”, le dijo a Infobae semanas atrás. Habrá que ver si la muerte del “Lolo” Regueiro acelera esa decisión.