Zetti: "Ese título fue una forma de destacar la alegría de nuestro fútbol"

Zetti: "Ese título fue una forma de destacar la alegría de nuestro fútbol"

Zetti es una auténtica leyenda del fútbol brasileño de todos los tiempos. Y para ubicarse en ese sitial vaya que hay que hacer méritos con todo lo que significa el fútbol en Brasil.

Para muestra de lo que digo veamos el palmarés del golero del São Paulo de Telé Santana (histórico entrenador brasileño) que dominó el fútbol sudamericano y mundial a principios de los 90. Zetti, con ese São Paulo, ganó las copas Libertadores 1992 y 1993, contra el Newell’s de Bielsa y Universidad Católica, respectivamente. También obtuvo las respectivas copas Intercontinentales, contra Barcelona y Milan (en reemplazo del suspendido Olympique de Marsella). Además de dos Recopas Sudamericanas, en 1993 y 1994; un campeonato brasileño en 1991, dos campeonatos paulistas en 1991 y 1992 y, con la selección, la histórica Copa del Mundo de EE.UU. 94 que en los últimos días cumplió 26 años.

Zetti fue uno de los arqueros suplentes de Taffarel junto con Gilmar Rinaldi, también arquero de São Paulo antes que nuestro entrevistado. Esa selección de Parreira fue rupturista, cambió el paradigma del “Jogo Bonito” histórico brasileño, lejos de México 1970 o del gran seleccionado de España 82, dirigido por Santana, que con Sócrates, Zico, Falcao y Toninho Cerezo se mancó en la parte final.

Mauro Silva y Dunga le daban plena contención en el medio campo a ese equipo, un tanto más combativo que otros, aunque contaba con la virtuosidad de Zinho, Raí o Mazinho y por supuesto con una dupla ofensiva que quedará para siempre en la retina de los amantes del fútbol: decir Bebeto y Romario es decir EE.UU. 94.

Pudo Parreira conjugar de gran manera la experiencia de los que estuvieron en Italia 1990 -fueron diez- con las nuevas estrellas. A pesar de prescindir de los nombres fuertes de ese tiempo, como Careca, Valdo o Evaír. Así retrata la leyenda Zetti lo que fue esa copa, el recuerdo de Ayrton Senna y mucho más.

“La conquista después de 24 años, luego de la Copa del Mundo de México 70 (la última y tercera de Pelé como jugador), fue retratar una alegría de la nación brasileña. El equipo estaba muy desacreditado en la previa de la Copa de Estados Unidos porque no convencía. Ese título fue una forma de destacar esa alegría de nuestro fútbol, incluso veníamos de la muerte de Ayrton Senna; a nosotros nos había marcado mucho ese hecho, al grupo, había algo muy fuerte en ese año”, resalta.

-Era un equipo con mucha experiencia, con jugadores que habían estado en el Mundial de Italia 1990 y con otros jóvenes que también aportaban lo suyo...

-Había un grupo de jugadores muy buenos, era muy fuerte. Quedaron algunos jugadores sin ser convocados como Careca, Valdo, Palinha, Evaír, que era el goleador de Palmeiras, que estaban en un momento muy bueno. Esos jugadores que jugaron la Copa de Italia 1990 tenían una gran experiencia y era lo que el grupo estaba buscando. Dunga, Taffarel, Ricardo Rocha y Branco lograron lo que no podíamos lograr, eso ayudó mucho. Yo también tuve una participación desde fuera del campo muy buena.

-¿Cómo eran Bebeto y Romario? ¿Cómo puede explicar la manera de jugar de ese Brasil?

-Los dos jugaban diferente a lo que la gente ve hoy tácticamente; no sólo en Brasil, sino en el mundo entero. Cambió mucho la forma de jugar y posicionarse en la cancha. En ese tiempo Brasil jugaba con dos atacantes bajos y muy rápidos como Bebeto y Romario, ambos tenían mucha virtud para enfrentar a los defensores. Era un juego más común, un medio campo que empezó el torneo con Raí, Mazinho, Zinho, jugadores que se posicionaban bien en el medio campo, ayudaban en la marca y salían bien al ataque. Dependíamos mucho de robar la pelota y hacérsela llegar a Bebeto y Romario, que eran dos jugadores que podríamos llamar como punta de lanza. No es como se juega hoy, con tres delanteros y que tienen un gran retroceso por lo menos dos para marcar a los laterales. Eran dos atacantes de área y dependíamos mucho también de los laterales pasando al ataque. La formación de Parreira era de robar la pelota y dársela a Bebeto y Romario.

-Lo menciona a Carlos Alberto Parreira, ¿cómo dimensiona la figura del entrenador y que significaba para el grupo?

-Parreira tenía un gran conocimiento del equipo y del fútbol mundial; era un estudioso, siempre estaba involucrado, viajando mucho, intentando entender más el fútbol. Le decíamos “Profesor” porque era una persona que nos trasladaba siempre su conocimiento. Tuvo una presencia en el grupo muy buena, todo el mundo lo escuchaba mucho en cada entrenamiento o conferencia. Ejecutábamos todo lo que él determinaba; fue un auténtico profesor para nosotros, todos le tenían un respeto muy grande. No sólo a él, sino también Mario Zagallo (fue campeón como jugador en los mundiales de Suecia 58 y Chile 62 y como director técnico, en México 70), que era su asistente. Su palabra ayudaba mucho al grupo.

-Argentina comenzó muy bien la copa pero el problema que tuvo Maradona fue fatal para ese plantel, ¿cómo veía usted a ese equipo argentino?

-Ese problema dificultó mucho las pretensiones argentinas y afectó mucho al grupo, la selección lo sintió mucho. Maradona siempre fue el “Diez”, el gran jugador. En ese año él era todavía importante y podría haber sido determinante en la competición. Me acuerdo de ese equipo, era muy fuerte y muy competitivo.

-La final contra Italia fue un partido muy cerrado, ¿considera que el encuentro de cuartos de final contra Holanda fue el más difícil? (triunfo brasileño por 3 a 2 con gol de Branco sobre el final, de tiro libre).

-El partido con Holanda fue muy complicado, se recuerda mucho por eso. Zagallo tenía mucha preocupación por ese partido, fue muy disputado por la manera en que se dio. Ganábamos dos a cero, después nos empatan, teníamos mucha confianza. Le tocó comenzar de titular a Branco; tenía una lesión lumbar, lo trataron y cuando ingresó en reemplazo de Leonardo, que fue expulsado contra Estados Unidos por octavos de final (le aplicó un tremendo codazo a Tab Ramos y no jugó más en el Mundial), fue determinante; nos hizo ese gol salvador para pasar a semifinales, la gente lo recuerda mucho. Ese equipo de Holanda estaba muy bien trabajado, por eso el juego más difícil fue contra ellos.